jueves, 18 de octubre de 2012

¡Ay, mis pies!

Este verano he descubierto esta maravilla

Es un stick para evitar rozaduras en los pies y las temidas ampollas. Lamentablemente, no va a evitar que te duelan los pies si no eres muy pro tacones. Es de la marca Deliplus y se compra en Mercadona, su precio es de 2,50 €. Se aplica sobre la piel, en las zonas que nos roce el zapato (yo con algunos me embadurno el pie entero). Evidentemente, antes de utilizar el zapato porque no es para tratar las rozaduras, sino para evitarlas.

Yo lo he usado aún llevando medias, antes de ponérmelas, me lo aplico y me ha funcionado muy bien.


miércoles, 17 de octubre de 2012

Un día cualquiera


Hemos estado de compras los tres y llegamos a casa con la hora del baño y cena de la niña llamándonos desalmados. En realidad, no es para tanto (unos 20 minutos), pero así te sientes tú. 

Mientras el padre se pone a sacarla del carro y hacerle cosquillas, tú preparas el agua del baño, el sillón bien colocado para que no se nos desnuque dentro de la bañera, el body, calcetines y pijama, la crema del cuerpo, la del culete, el pañal limpio... Mientras el padre la baña, tú calientas el agua del biberón, un poco más caliente de lo normal para que esté a punto en cuanto la vista, cucharadas de leche, cucharadas de cereales, vitamida D, babero... Además, has preparado el uniforme de la guarde para el día siguiente, el pantalón está bien, la sudadera con un pequeño trozo de galleta reseca que quitas en un pispás y no queda ni rastro, el polo también correcto... Coges las mini playeras y les das una pasada con una balleta empapada en agua y amoniaco, como te ha dicho tu madre, que sabe un rato. Hala, ¡como nuevas!

Y de repente, una voz desde el baño te dice: oyeeeeeeee, ¿puedes traer la toalla?


Con la fruta hemos topado


La niña empezó a comer fruta sobre los 5 meses y medio. La primera papilla con naranja y plátano le gustó muchísimo. Lo sé porque lo tengo grabado en video y la tía está encantada. No sabía qué era eso de que no hubiera una tetina de por medio y sacaba la lengua cuando notaba la cuchara cerca mientras intentaba cogerla. Fue una pelea que comiera sin tocar la cuchara, ni meter la manita en el cuenco de la papilla, pero se lo comió todo. Entonces yo estaba feliz de lo bien que “me” comía mi niña bonita.

Y así fuimos metiendo más variedades de fruta y se lo comía muy bien. Entonces un día, sobre los 6 meses y medio, empiezas a darle puré de verduritas (porque suena mejor que verdura y porque de repente tienes una tendencia extraña a referirte a todo lo relativo a ella con “itos” e “itas”). También le gustó bastante. Al principio puso caras raras pero luego abría la boca cual polluelo hambriento. Y en este punto vas tú tan contenta esa misma tarde a darle la papillita de frutitas (de los coj...) y dice q nanai. Que si quieres, que te la comas tú. Y tú intentas explicarle: pero cariño, si es tu papillita de todos los días. Si a ti esto te gusta... Pero no hay manera, cierra los labios y los aprieta mientras menea la cabeza de un lado para otro. Además, da manotazos y ya ha tirado medio cuenco entre el babero y la bandeja de la trona, que mira que es grande la bandeja, pues no, ella lo tira entre medias para que caiga todo en su ropita... Te decides a probarla a ver si es que la naranja estaba muy ácida o el plátano muy verde. Pero no, está buena, es más, está bastante buena. Pero ella no quiere abrir la boca. Y llora. Y grita. Y chilla. Y dices: bueeeno, venga, que te hago un bibi, pero sólo hoy, ¿eh?. 

Y ahí has perdido. Te ha ganado un mico de menos de 7 meses. Y lo peor es que te sientes hasta culpable porque sabes lo sana y necesaria que es para ella la frutita y no eres capaz de hacer que se la coma. Empiezas a pensar que quizá el día que tenga 14 años y quiera salir de casa con la raya a lo Amy Winehouse tampoco vas a poder hacer nada por evitarlo.