miércoles, 17 de octubre de 2012

Un día cualquiera


Hemos estado de compras los tres y llegamos a casa con la hora del baño y cena de la niña llamándonos desalmados. En realidad, no es para tanto (unos 20 minutos), pero así te sientes tú. 

Mientras el padre se pone a sacarla del carro y hacerle cosquillas, tú preparas el agua del baño, el sillón bien colocado para que no se nos desnuque dentro de la bañera, el body, calcetines y pijama, la crema del cuerpo, la del culete, el pañal limpio... Mientras el padre la baña, tú calientas el agua del biberón, un poco más caliente de lo normal para que esté a punto en cuanto la vista, cucharadas de leche, cucharadas de cereales, vitamida D, babero... Además, has preparado el uniforme de la guarde para el día siguiente, el pantalón está bien, la sudadera con un pequeño trozo de galleta reseca que quitas en un pispás y no queda ni rastro, el polo también correcto... Coges las mini playeras y les das una pasada con una balleta empapada en agua y amoniaco, como te ha dicho tu madre, que sabe un rato. Hala, ¡como nuevas!

Y de repente, una voz desde el baño te dice: oyeeeeeeee, ¿puedes traer la toalla?


2 comentarios:

  1. Jajajajajaja, me pasa exactamente igual! Siempre que lo baña mi marido hace lo mismo jajjaja, si es que son para darles de comer a parte! jajaja

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  2. Son así, debe de ser algo del cromosoma Y... Menos mal que en otras cosas son unas máquinas y desde luego él lo borda con ella pero hay veces que te dan ganas de gritar.
    Gracias por comentar ;)

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